domingo, 31 de julio de 2011

Carta abierta a la Presidenta

El ex jefe de Gabinete de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner refuta aquí declaraciones de la presidenta de la Nación sobre la ley de medios y la embestida política contra el Grupo Clarín.
Miércoles 27 de julio de 2011 |
 
El ex jefe de Gabinete de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner refuta aquí declaraciones de la presidenta de la Nación sobre la ley de medios y la embestida política contra el Grupo Clarín.Cristina Kirchner y el entonces jefe de Gabinete Alberto Fernández, durante un acto en la Casa Rosada en marzo de 2008Foto: Reuters

Alberto Fernández
Para LA NACION
Señora Presidenta: con más pesar que placer he leído el adelanto de la entrevista que la periodista Sandra Russo ha convertido en el libro La Presidenta. Entre los dichos que se adelantan periodísticamente sostiene usted que el Grupo Clarín ejerció, hace cuatro años, una enorme presión para impedir que usted fuera candidata a presidente , y que yo era, hacia dentro del Gobierno, el "vocero" de esa corporación empresaria.
Ha sostenido también que cuando usted se decidió a promover cambios en el sistema regulatorio de la radiodifusión yo preguntaba con "insistencia" qué era lo que se pretendía hacer al respecto, tratando de obtener información. Según sostiene, en una de las "tensas" conversaciones que, presuntamente, mantuvimos, usted me habría dicho: "Y si al Grupo [Clarín] no le interesa, ¿para qué te hacés problemas vos?". Como dije, leí sus expresiones con pesar. Se trata exactamente del pesar que provoca descubrir la mentira en boca de una persona con quien se ha compartido una etapa central de la vida del país, y también de la propia, y por la que aún se guarda consideración.
Aunque nunca creí que fuera necesario hacerlo, déjeme informarle que no tuve ni tengo vínculos políticos, profesionales o económicos con el Grupo Clarín. De buena fe, usted lo sabe. También sabe, por la relación que alguna vez tuvimos, que jamás me ocupé de defender los intereses de ese grupo económico. Por lo tanto, decir que fui "vocero" de esa empresa en el Gobierno no sólo afecta mi integridad ética, sino que ensucia mucho su propia credibilidad.
Yo ya acompañaba a Néstor Kirchner cuando en el país sólo un escueto 2% de argentinos sabían de él. Confié en sus ideas y en su conducta. Lo ayudé a alcanzar la presidencia de la Nación con toda honestidad y lealtad. Lo hice cuando muchos creían que todo nuestro esfuerzo era en vano. Usted misma, a veces, se reía de nuestra obcecación diciendo que nos habíamos embarcado en una "loca aventura".
HOY EN LA NACION
No te pierdas la respuesta del jefe de Gabinete Aníbal Fernández a esta carta: "Por favor, no hable en nombre de Néstor cuando Ud. excedió su relación con Clarín, más allá de lo dispuesto por Néstor. Por favor, no hable de lo que hubiera hecho Néstor o de lo que no hubiera hecho. Debería tener un poquito de vergüenza. No mucha, tan solo algo. Alguito...".
Hoy en LA NACION, la carta completa.
Cuando Kirchner me confió la Jefatura de Gabinete , sólo respondí a sus órdenes y no defendí ningún otro interés que no tuviera que ver con sus decisiones y, por supuesto, con el bien común. Si de alguien oficié de "vocero" en ese lapso, fue del gobierno que condujo ese gran presidente que fue su marido. Usted era también protagonista principal de esa etapa. Sabe, por lo tanto, que esto fue así y de ello dieron cuenta todos, absolutamente todos los comunicadores en esa época.
Precisamente, en cumplimiento del rol que me fuera encomendado, y al depender de mí la Secretaría de Medios, tuve que vincularme con todos los medios de comunicación. He tenido así las relaciones tensas que habitualmente se establecen entre el poder y la prensa. Guardo la íntima tranquilidad de haber actuado siempre preservando los intereses que debía representar: los del gobierno que eligieron los argentinos.
Permítame recordarle algunos de esos momentos de tensión, por si los hubiera olvidado. Fui yo el único funcionario que imputó públicamente al diario Clarín el haber llevado adelante una operación periodística contra una secretaría de Estado. Y también fui el único director de Papel Prensa que -sin guantes de boxeo- logró que los socios privados invirtieran más de ocho millones de dólares para combatir la contaminación que la planta fabril causaba en su proceso productivo. Vale la pena recordar que, siendo un abogado recién recibido, yo ya denunciaba la complicidad intelectual de ciertos medios con la dictadura militar que asaltó el poder el 24 de marzo de 1976 y que a algunos de esos personeros los llevé con pruebas ante los estrados judiciales sin otra intencionalidad que no fuera la búsqueda de la verdad.
Su conciencia conoce que con el Grupo Clarín no tuve más relación que la que Néstor Kirchner dispuso que tuviera. Con sus directivos almorcé tantas veces como lo hizo usted y en ninguna de esas ocasiones observé algo impropio. Debe saberlo bien, porque todas las comidas fueron en la residencia presidencial de Olivos y siempre contaron con su presencia. Supe además que, habiendo dejado yo mi cargo en el gobierno nacional, usted siguió frecuentándolos en más de una oportunidad, con lo cual es evidente que nunca necesitó de mí para mantener ese vínculo.
Según dice usted, los directivos del Grupo Clarín le transmitieron directamente a Néstor Kirchner su oposición a la idea de que usted fuera la candidata presidencial. Si así fue, yo ni me enteré. Queda claro, según evidencian sus propias palabras, que en semejantes conversaciones no era necesaria mi presencia. Pese a todo, sí me asombra descubrir que usted no supiera lo que era conocido por todo el Partido Justicialista y la mayoría de los argentinos: que fui yo un sincero impulsor de su candidatura. Miles de testigos e incontables registros gráficos y televisivos confirman esa obviedad. Yo sé que no necesita chequearlos simplemente porque le consta.
Permítame recordarle algo más. La denominada ley de medios fue hecha pública ocho meses después de mi renuncia; fue elevada al Congreso Nacional un año después de mi alejamiento del Gobierno (tras la elección de 2009 ) y promulgada tres meses más tarde. Hasta donde yo recuerdo, la última vez que cruzamos palabras usted y yo fue justamente el día en que mi sucesor asumió en mi reemplazo. No es verdad que yo estuviera preocupado por esa ley, sencillamente porque en esa época ese tema no estaba en la agenda suya como presidenta y porque tampoco usted mostraba interés en cambiar esa norma. Nunca hablamos sobre la modificación de la ley de medios, simplemente porque usted no la tenía en carpeta.
Los argentinos sabemos de sus cruzadas. Algunos, incluso, la hemos acompañado en muchas de ellas. Créame que no hace falta fabular batallas para parecer heroica.
La novela de George Orwell 1984 transcurre en un Estado en el que existe un "Ministerio de la Verdad" dedicado a manipular o destruir los documentos históricos, para que las evidencias del pasado coincidan con la versión que de la historia quiere imponer el gobierno en cada coyuntura. Tal vez sus aseveraciones pueden entenderse como un intento de trastocar lo ya sucedido y construir una historia que, acomodada a sus actuales conveniencias, le haga más llevadero aquello que le resulta difícil de explicar.
Yo sé bien que usted cree en la necesidad de construir un relato propio sobre la realidad que ampare el mundo dual en el que vive. Seguramente por eso trate de emularlo a Orwell. Pero a mí difícilmente me convenza. He sido un testigo privilegiado de ese tiempo y no voy a poder dar por cierta la historia novelada que nos propone como verdad absoluta.
A diferencia de usted, suelo observar el pasado con la mayor asepsia. Sólo de esa manera logro hacer fructíferas las experiencias que ofrece la historia, aun cuando parezcan muy dolorosas.
Hubiera preferido no leer sus quimeras y hubiera preferido no tener que hacer públicas estas aclaraciones. Pero un viejo adagio popular enseña que el que calla otorga, y yo no quiero dar pie a que mi silencio haga parecer consentidas sus ficciones.
Además, también es necesario advertirle a usted sobre sus desaciertos, aunque no le guste que así se haga. No es bueno estigmatizar a ciudadanos con falsedades. Mejor es hacer frente a la verdad, con las buenas y malas cosas que ella nos ha deparado. Siempre la verdad es mejor para ejercer el gobierno y también para la calidad de nuestra democracia.

Audio: Sarlo, sobre la carta de Alberto Fernández (Audio - Radio M
© La Nacion

pero mira que bonita promocion de SEAT!!!

Avance tecnológico

Curioso, al menos....

El traductor de Google, en ocasiones no acierta del todo..


http://translate.google.es/#fr|es|vamos%20rafa

martes, 26 de julio de 2011

Ella lo confirmo, es de ella con su novio...

Apareció un video prohibido de Silvina Luna: “Sí, soy yo”

Durante todo el día, circuló en Internet una grabación que muestra a la ex Gran Hermano desnuda y manteniendo relaciones con un joven. “El hombre que aparece es mi novio y fue hace unos años", admitió ella. Las imágenes causaron una revolución en Twitter.



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El puntapié inicial lo dio Silvina Escudero y desde entonces no para de difundirse material prohibido de famosos. Karina Mazzoco, Panam, Claudia Ciardone, Romina Ricci, Karina Jelinek, Juanita Viale y Gonzalo Valenzuela son otras de los celebrities nacionales que tienen sus fotos y/o videos “reveladores” circulando por Internet. Y ahora, quien se sumó a ese selecto grupo fue nada menos que Silvina Luna.

En Twitter, comenzó esta tarde a difundirse un video de alto voltaje erótico que muestra a la ex Gran Hermano manteniendo relaciones con un joven. "Sí, la del video soy yo y el hombre que aparece es mi novio. Fue hace unos años", dijo Silvina en diálogo con el sitio Ciudad.com. Y agregó: "No voy a hablar más del tema, sólo quiero aclarar eso".

La grabación de cinco minutos y diez segundos, se desarrolla en un campo, al aire libre, en el que parecería ser un viñedo con las montañas de fondo.

El video arranca con un primer plano de Silvina Luna tomando de una botella de vino y desnudándose con el correr de los segundos. Luego se suma un joven anónimo para practicar sexo oral y distintas posturas sexuales.

Las imágenes de alto impacto revolucionaron las redes sociales y, bajo el hastag #elvideo, miles de usuarios se lanzaron a la web a dar su opinión. A primera hora del día, algunos afirmaban que la joven del video era la propia Silvina Luna por su voz similar y el tatuaje en el hombro que hasta hace poco exhibía la ex Gran Hermano.

Otra famosa. Otro video prohibido. ¿Quién será la próxima?

Ahora Silvina Luna:

dicen que es la protagonista de un video hot que cirula en la red

http://www.diarioinedito.com/Contenidos/Contenidos.asp?id=2025

Después de las fotos prohibidas de famosos en situaciones íntimas, que circularon en los últimos días por internet, hoy fue el turno de Silvina Luna, a quien le adjudican ser la protagonista de un video porno que se difunde a través de redes sociales.


En el video casero se ve a una mujer morocha con rasgos similares a la ex Gran Hermano, Silvina Luna, en una escena de sexo explícito en medio de un descampado.
Hace pocos días fue Silvina Escudero la que se vio involcurada en un caso de exposición no deseada, con la difusión de una foto en una escena íntima de la que reconoció ser protagonista. Después le tocó a Juanita Viale y su pareja Gonzalo Valenzuela, quienes acapararon la atención de internautas, tanto a través de twitter como de facebook, con la difusión de fotos en los que se los ve desnudos.
En el caso de Silvina Luna, todo indica que se trataría de ella, incluso cuando se la escucha hablar en el video, lo cierto que en pocas horas y gracias a la inmediatez de twitter, el tag #elvideo permitió que miles de personas conocieran su contenido, y debatieran si se trata o no de la ex Gran Hermano, la que aparece en las imágenes con escenas de sexo explícito.

lunes, 25 de julio de 2011

Recomiendan salir a disfrutar de la naturaleza.

Gracias a : http://www.revistatangas.com.ar/

Recomiendan salir a disfrutar de la naturaleza.

La mayoría de los profesionales de la salud le recomiendan a sus pacientes que traten de salir a disfrutar de la naturaleza. El profesional que no lo sugiera, quizás sea una de las personas que aparecen en las siguientes imágenes.


Florencia Peña, digamos... ¨"Cristinita??, yo al menos no puedo creer esta transformacion...

La nueva Florencia Peña: "Yo creo en Cristina"

Por qué la actriz dejó de ser la cómica full time para convertirse en mujer política. Cristinísima, igualmente asegura: "No soy ultra-K"

Por Any Ventura


Desde que apareció por primera vez en la tele, a los 8 años, en Festilindo, Florencia Peña nunca dejó de trabajar. Se hizo famosa a los 16, en Son de diez. Entonces le decían la Pechocha, hasta que acudió a su primera cirugía y le puso fin a tanta exuberancia. El éxito siguió con Poné a Francella, El show de la tarde con Marley, Disputas, Casados con hijos, La niñera. También hizo teatro -Monólogos de la vagina, Sweet Charity, Frankie and Johnny-; en menor medida, cine -media docena de títulos, desde el debut con Angel, la diva y yo y la más reciente Dormir al sol-, y muchas publicidades.
Casada desde 2003 con el músico de jazz Mariano Otero y mamá de dos varones, Tomás y Juan, la actriz hoy le pone el pecho a su posición política.
Para la entrevista con LNR, nos recibió de batón, chancletas y pestañas postizas en una imponente sala de reuniones de Canal 7. Como la señora Camas, su personaje en la ficción que protagoniza y produce actualmente en esa pantalla. Es raro, gracioso y roza el filo de lo ridículo mantener una charla tan seria con una mujer vestida así. Para la sesión de fotos, entonces, la pusimos a tono con la situación, más sobria, de negro, formal.
Al principio, la entrevista con Peña parecía una charla entre una madre con experiencia política y una hija. Toda definición política tiene un costo. Lo más cómodo debe ser andar por la vida haciendo equilibrio en la línea de flotación: éste no es el caso. Desde su apasionamiento, la comediante, de 37 años, puede reflexionar. Sin convertir el reportaje en un alegato K ni anti-K, la conversación hizo foco en la política y transcurrió con tranquilidad.
-Tu historia familiar ¿qué tiene que ver con la política?
-No tengo una historia familiar de militancia activa. Sí tengo una historia familiar de lo que antes se llamaba gorila, o sea, antiperonista. Gente que se juntaba a conspirar. Yo vengo de una familia radical, conservadora, antiperonista. Mi abuelo escribía en un diario socialista. Mamé ese pensamiento político.
-Hubo un sector del radicalismo y de la izquierda que apoyó el golpe de 1976. ¿El hecho de que se terminara el gobierno de Isabel puso a tu familia contenta?
-Creo que sí. La verdad, si te soy honesta, no tengo tanta data. Mi madre siempre fue antiperonista, hasta el día de hoy, que es cristinista. Y mi viejo, también antiperonista. En mi familia Evita no era una mina querida ni una mina reivindicada, ni un modelo de mujer a seguir.
-Entonces ahora hablemos de vos.
-Yo no soy peronista, pero tampoco soy antiperonista. Cuando tuve voz y voto, voté siempre a los radicales. Nunca voté a un peronista, ni siquiera a Néstor Kirchner. En la elección de 2003 voté a Lilita, la Lilita de otras épocas. Mi primera votación por un peronista fue con Cristina.
-¿Y tu marido también?
-Mi marido sí es militante, es un tipo que siempre estuvo muy politizado. Fue a una escuela pública, el Normal de Avellaneda. Siempre fue más socialista, más Partido Comunista, más de izquierda. El trabajaba en las villas, puso un centro cultural en Avellaneda y trabajaba, desde la cultura, con gente que no tenía casa o que vivía en lugares no urbanizados. Mariano es un pibe que estudiaba en el Conservatorio de Música Popular de Avellaneda, no tenía un contrabajo y lo pedía prestado.
-Es más un pibe de barrio. Vos no. Siempre tu vida parecía más pública que privada, más dedicada a buscar el éxito y el aplauso... y el dinero.
-Creo que reconvertí mi pensamiento. Empecé a diferenciar lo que era el éxito para mí a los 18 años de lo que es el éxito ahora. Hoy hay una brecha entre lo que el afuera me demanda y lo que yo necesito. El afuera me demanda el éxito, los 20 puntos de rating; si no, no existo; si no, me convierto en alguien que queda como fuera del sistema.
-Eso es relativo. Nadie te pide ser Susana Giménez. Hoy el glamour sin contenido está desvalorizado. Hoy el mundo del glamour está representado por Angelina Jolie, que sabe lo que pasa en Haití y en Medio Oriente.
-La verdad, me encantaría creer que es así, porque justamente yo estoy en ese camino: el de desandar la situación de estar puesta en un lugar que no quiero ni me interesa ocupar. Y estoy empezando a andar un camino que tiene que ver con quien soy como persona, con quien soy como artista.
-Vos, que habías votado a Carrió, ¿cuándo te fuiste dando cuenta de lo de Néstor? ¿Cómo fuiste cambiando?
-[Lo piensa mucho]. Quiero explicarte algo que me resulta muy difícil que los medios comprendan. Simplifican diciendo que sos ultra K o que no sos ultra K. El proceso se dio primero en el quiebre que había entre mi imagen pública y quien era yo en mi vida privada. Primero fue un tema personal.
-¿Qué estabas haciendo en ese momento en televisión?
-Casados con hijos. Empecé a darme cuenta de que no me llevaba bien con el éxito y esa cosa de ser la comediante de la Argentina. Fue una época mía en la que era todo para afuera. Cada vez que yo daba una nota (chasquea los dedos en gesto de chispa y velocidad), remaba y le sacaba jugo a las piedras. Después empecé con una implosión. Me decía: yo no soy sólo ésta. Es decir, también soy la jodona, la divertida, pero no solamente eso. Florencia Peña era la que siempre salía con un chiste, trivialmente, y no se sabía qué pensaba ni qué le pasaba, ni por dónde le pasaba la vida. Había algo ahí que me estaba dando infelicidad. Era una mina que con respecto a su país no se había planteado nada. Nada.
-¿Eras una mina que ya no viajaba en colectivo ni iba al supermercado?
-Es el momento en que te parece que vivir en tu casa de Palermo y subirte a la camioneta es lo único y suficiente. Hacía publicidades y ganaba mucha plata. Pero algo adentro me hizo sentir que lo que pasaba con el Gobierno estaba bueno. Y le puse el cuerpo. Le he puesto el cuerpo a la ley de medios, al matrimonio igualitario y, obviamente, a los derechos humanos y a los juicios a los genocidas. Le puse el cuerpo porque realmente sentí que era un punto de inflexión en la Argentina, donde nosotros no podíamos permanecer tibios.
-Ahora bien: no permanecer tibios, ¿es sinónimo de perder autonomía, de no poder descifrar lo que no está bien?
-Yo no compro todo. Me cuesta que escuchen qué es lo que yo compro. Yo no soy ultra-K. No me enamoré de Cristina o de Néstor de una manera ciega, ni apoyo absolutamente todo a mansalva y sin importarme lo que digan. No, no. Empecé a apoyar políticas con las que estaba de acuerdo y con las que sentía que la Argentina iba a empezar a avanzar, que seguiría apoyando con otros gobiernos.
-¿Tenés amigos que no piensan como vos?
-Estoy enfrentada con muchos amigos, a los que sigo queriendo igual. En este momento, mi pelea es la siguiente: ¿por qué ponernos en la vereda del odio?
-Porque hay mucha pasión, pero en muchos casos, también, cierta violencia en la argumentación y descalificación.
-A ver: yo tengo una intensidad que no tiene que ver solamente con cómo transmito mis ideas políticas. Soy una persona intensa en todos los aspectos de la vida, incluso en mi carrera. Soy fervorosa. Por algo mi figura despierta tantas cosas. Si fuera más débil en mi manera de expresarme, quizá mis pensamientos pasarían inadvertidos.
-Tu intensidad te costó la salida del show de los personajes. ¿Qué pasó con Mirtha Legrand?
-Fue así: a mí me llaman de Televisión.com.ar y me preguntan qué opino de los dichos de Mirtha y de Susana: "Matemos a los que matan". Yo dije que estoy en las antípodas, que propongo un debate profundo sobre la inseguridad, un debate profundo sobre la desigualdad en la Argentina. Y punto. En este medio no estar de acuerdo significa te odio. Y Mirtha dijo que no iba a invitar a su mesa este año ni a Florencia Peña ni a Moria y no recuerdo a quién más. Yo no hablé del tema, ni salí a decir: ¡¿Cómo!? ¿Mirtha no me va a invitar?, porque comprendo que ése es un derecho que ella se reserva.
-¿Te sentarías a la mesa de Mirtha?
-Hoy no me sentaría.
-También te convertiste en una chica de bajo perfil.
-Totalmente. Necesité correrme del centro de la escena.
-A la hora de hacerte una nota, hoy me digo: esta chica es más interesante hablando de política que de espectáculos.
-Te entiendo. Sin embargo, soy actriz y eso no va a modificarse. Pero no soy, o más bien ya dejé de ser, una actriz que no se sabe qué piensa o cuál es su postura en la vida. Cuando uno elige y decide pararse en un lugar y decir ésta soy yo, esto pienso, en esto creo, a partir de ahí cambia todo completamente. Y ese cambio es alucinante.
-¿No trabajarías en Pol-ka?
-¡Sí! A ver: yo tengo un pensamiento crítico con Clarín porque lo tengo con respecto a su dueña. Y eso es ideológico. Ahora bien, sí quiero trabajar en Pol-ka, por ejemplo, en algún unitario. No haría Valientes, porque estoy en una búsqueda artística y necesito como actriz no estar tan dividida entre lo que pienso y lo que hago. Hoy no sé si podría estar en un programa como El puntero; no podría defender la ideología de un programa que sostiene que no existe más la política o que la política es toda corrupta. Con Adrián Suar nos conocemos desde que éramos chicos. Mi pensamiento con respecto a cuál es el modelo de país que quiero como ciudadana no debería afectar mi carrera artística.
-Pero si te llaman no dirías que no.
-No soy una actriz que está de oferta, tampoco, ¿eh? Yo genero mis proyectos.
-Sr. y Sra. Camas, en Canal 7, ¿cómo surgió?
-Este proyecto nació de una necesidad mía de bajar el perfil, de estar en un canal donde nadie se pregunta cuánto mediste el día anterior. De lo único que tenés que ocuparte es de hacer un buen programa. A veces lo hacemos mejor, a veces le pifiamos un poco. Pero yo prefiero pifiarle con una idea mía.
-¿Quién lo banca?
-Es una coproducción. Lo estamos haciendo acá adentro, con los técnicos del canal. Es la primera tira en cinco años que el canal hace en su casa. Para mí, es un riesgo tanto económico como artístico.
-¿Vos ponés tu dinero?
-Sí, yo pongo dinero de mi parte y ellos ponen de la suya.
-¿Pero los salarios los paga el canal?
-No. Los pagamos nosotros; es decir, mi productora con Oruga, de Javier Nir.
-¿No es mucha responsabilidad tener que pensar cómo vas a pagar los sueldos a fin de mes?
-Es un riesgo grande, en todo sentido. Además, estamos trabajando con actores que admiro, quiero y a quienes además les debo que hayan creído en mí.
-¿Este es un esfuerzo militante de muchos actores?
-Sí, es un esfuerzo militante. Nadie gana lo que tendría que ganar, estamos trabajando muchas horas, y yo les estoy eternamente agradecida. Se los digo y ellos lo saben. Cada uno de los que están hoy en la pantalla de Canal 7 ha pensado yo quiero estar. Hay una avidez del actor por no ser parte del negocio de la tele, también. Nosotros hoy medimos 1 punto, 1,8 o 2, no sé. Todos queríamos hacer un programa que nos hiciera felices.
-Pero que también te ayude a pagar las expensas...[risas]
-¡Vivimos de esto! A ver: vivo de esto, pero también renuncié a Botineras cuando se convirtió en un programa que no me hacía feliz. Y ganaba mucha plata haciéndolo.
-¿Hasta cuándo te dan los números para seguir?
-Estoy dejando un riñón acá, pero no solamente por el dinero, sino también porque hacer una televisión al margen de los grandes canales es una remada que estoy recontradispuesta a hacer.
-O sea que el Gobierno no puso dinero. ¿Tampoco a través de la publicidad oficial?
-No. Si mirás, vas a ver que no tenemos publicidad oficial. Es más, casi no tuvimos promoción, no tuvimos casi afiches, nada. Ellos pagan como pagarían una lata, que es mucho menos de lo que una lata vale, obviamente, porque es Canal 7 y es lo que pueden poner. Y nosotros ponemos el resto. No soy una abonada al canal. Voy a hacer esta ficción y punto.
-¿Tu posición política tuvo un costo con respecto a los amigos o con algunas relaciones?
-No, me parece que si tuvo algún costo fue mutuo. En el nivel laboral, te lo tendrían que contestar ellos. Yo no lo sé. Pero mis amigos, no. Y, de hecho, gran parte de los que integran el elenco de Sr. y Sra. Camas no piensa como yo y cuando los llamé para trabajar en el Canal 7 y en un proyecto de estas características me dijeron que sí. Yo me corrí del centro de la escena por una necesidad de dejar de ocupar un lugar que no tenía ganas de ocupar; no quiero ser estrella. Pero además tengo un reconocimiento artístico: he ganado premios, estoy nominada como mejor actriz de la década en televisión en los premios Konex, y además, tengo el reconocimiento de mis pares y de la gente.
-Que Marcelo Tinelli apoye a Cristina, ¿te complica?
-No, me parece que está bueno.
-Porque supuestamente representa algo que no te gusta.
-No es eso. Marcelo es parte de una sociedad. Lo que a mí no me gusta es que lo que él representa se convierta en un todo. Pero no porque Tinelli no me guste. No soy quién para decir que Tinelli no debería existir. Lo que digo es: que exista, pero que también existan programas que hagan pensar a la gente. Lo que hace que yo respete a Marcelo es que el tipo no está respondiendo al establishment y eso lo hace interesante. Todos sabemos que es multimillonario y está bueno que no haga exhibición de eso.
-Te recuerdo sentada al lado de Néstor Kirchner cuando se promulgó a ley de matrimonio igualitario. ¿Habías ido más veces a la Casa de Gobierno?
-Fue cuando era embajadora en la lucha contra el cáncer de mama. Como la campaña la bancaba el Ministerio de Salud, estaba Cristina. Esa fue la primera vez [lo subraya] que la vi. Ella habló ese día; también el ministro de Salud, acerca de lo importante que era hacerse los estudios, etcétera, y después hablé yo.
-¿Pero no habías entrado antes en la Casa de Gobierno?
-A Cristina la conocía de antes [se contradice ahora]: de cuando tuvimos, con otros 25 actores, la charla, primero con Néstor y después con ella, sobre la Ley del Intérprete. Esa fue la primera vez que la saludé y que le pude dar un beso. Después me convocaron para leer unos poemas el día que se abrió el centro cultural en la ex ESMA, el 24 de marzo de hace dos años. Allí estaban Néstor y Cristina. Es decir, siempre fueron cosas puntuales: fui a la Casa de Gobierno por políticas a las que yo estaba adhiriendo. No soy amiga personal de Cristina y lejos de mí está serlo. No lo sería porque, además, si lo fuera no podría ponerme crítica con respecto a cosas que veo que están faltando.
-¿Querés ser funcionaria?
-No. Si yo quisiera hacer política y dejar de actuar, podría hacerlo; hay muchos actores que lo han hecho. No quiero hacer política porque perdería el lugar de ciudadana crítica. Tendría que volverme obediente. Y siempre fui políticamente incorrecta. Aun cuando no tenía un pensamiento político que expresar, nunca fui dentro del medio una actriz dócil o amada por los periodistas. No: siempre fui controvertida.
-¿Hay gente que se dice K por interés?
-Te puedo hablar por mí. Yo lo único que recibí de parte de ellos cuando empecé a promulgarme a favor de sus políticas fue, en primer lugar, un llamado de Néstor, que recuerdo con mucho amor. Fue un Gracias, porque éste es un momento muy difícil para nosotros, tenemos muchas ideas y a veces no sabemos cómo transmitirlas. Fue una charla de 45 minutos, por teléfono; él estaba en Río Gallegos, con su hijo. La otra situación fue cuando murió Néstor, en el velatorio. Su hijo me dio un abrazo y me dijo: "Te quiero agradecer, porque cuando todos nos mataban vos tuviste el valor de salir a decir las cosas que dijiste, y de eso mi vieja nunca se va a olvidar". Por eso me dijo: "Andá a darle un beso". Y yo le contesté que no: acababan de llegar Chávez y Evo. El me dijo: "No te preocupes, nosotros no somos protocolares". De todos modos, no me acerqué. Esas fueron las únicas dos cosas que recibí del kirchnerismo. Y esto sí se los agradezco: no estaría bueno que yo recibiera algo de ellos por mis palabras y no estaría bueno que nadie recibiera nada de parte de ellos por ser parte de un proceso.
-¿Vos podrías estar en Canal 7 si no fueras kirchnerista?
-Creo que sí. A nadie se le preguntó si era kirchnerista para estar en este proyecto. Y nadie me preguntó a mí a quién iba a convocar. Por otro lado, Canal 7 genera muchos otros programas que no tienen que ver con las políticas del Gobierno. Por ejemplo, el Puma Goity dijo que no quiere ir a 678, y nadie levantó el tubo para decirme que había que hacer algo con eso. Esto te lo juro por mis hijos. Ahora no hablemos de política: hablemos de mi prontuario artístico [sic]. ¿No me merezco estar en Canal Siete?
-Y cuando hay denuncias de corrupción ¿qué pensás?
-¡Si todo lo que están diciendo de Ricardo Jaime es cierto, tiene que ir preso! Yo no voy a poner las manos en el fuego por todos los funcionarios.
-¿Por Cristina sí?
-Yo creo en Cristina.

Gato arrascandose el culo como una persona

Arcoiris en Gahan R31

viernes, 22 de julio de 2011

APRENDIENDO




Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender...



Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.



Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.



Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende... y con cada día uno aprende.



Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado. Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas. Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla. Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas. Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida. Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes. Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual. Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir. Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible. Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado. Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado incierto para hacer planes. Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas. Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante. Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado. Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido. Pero desafortunadamente, solo con el tiempo...



Jorge Luis Borges

miércoles, 20 de julio de 2011

DECÁLOGO DE ABRAHAM LINCOLN




1. - Usted no puede crear prosperidad desalentando la Iniciativa Propia.
2. - Usted no puede fortalecer al débil, debilitando al fuerte.
3. - Usted no puede ayudar a los pequeños, aplastando a los grandes.
4. - Usted no puede ayudar al pobre, destruyendo al rico.
5. - Usted no puede elevar al asalariado, presionando a quien paga el salario.
6. - Usted no puede resolver sus problemas mientras gaste más de lo que gana.
7. - Usted no puede promover la fraternidad de la humanidad, admitiendo e incitando el odio de clases.
8. - Usted no puede garantizar una adecuada seguridad con dinero prestado.
9. - Usted no puede formar el carácter y el valor del hombre quitándole su

independencia (libertad) e iniciativa.
10.- Usted no puede ayudar a los hombres permanentemente, realizando por ellos lo que ellos pueden y
deben hacer por sí mismos

Para detestar sólo basta una imagen

de un blog amigo muy recomendable:

http://detestables.blogspot.com/





viernes 15 de julio de 2011



Hoy detestamos a los babosos que se ríen por las migajas del poder
y
a quien las reparte ...
Todos los aduladores son mercenarios,
y
todos los hombres de bajo espíritu son aduladores.


martes, 12 de julio de 2011

Como duele


DE UN BLOG AMIGO : http://elescribasinpapiro.blogspot.com/ , Gracias!!!

martes 12 de julio de 2011


¡Cómo duele!


No pasaron 48hs del resultado de las elecciones, cuando algunos personajes comenzaron a despotricar en contra de los resultados, sin mencionar que para Filmus "hubo mucho para festejar"

El payaso de Anibal inició el mismo lunes, a primera hora, su diarrea dialéctrica en contra de...los medios (La Nación y Clarín) y los ciudadanos porteños. Parece que somos todos estúpidos e impresentables.

Hoy, nos enteramos que Don Fito escribió una columna en el Boletín Oficial -léase Página 12- en donde, según él, "le da asco la mitad de buenos aires", nota que seguramente escribió en su residencia de Palermo (Comuna 14, en donde el Pro obtuvo un 54% contra 21% del FPV). Me pregunto porqué vive entre tantos indeseables y no se vuelve a su Rosario natal.

Para no quedar afuera, el filósofo devenido Director de la Biblioteca Nacional -se acuerda, el que quería vetar la conferencia de Vargas LLosa- Don Gonzalito expresó que ganó "una ideología tacaña y egoista."

Con estos voceros, en el ballotage, Macri debería ganar por el 90%

La verdad es que estoy shockeado. Estaré tan equivocado o ¿estos personeros de la derrota tienen actitudes fascistas? ¿Quién tiene la altura moral suficiente para juzgar la votación de otros que no piensan como ellos? Esto es el kirchnerismo en su expresión más pura y real.

Evidentemente no leyeron los resultados: el PRO ganó en todas las comunas y por afano. Eso significa que hasta en los lugares más humildes, el proyecto K perdió. Pregunto: ¿quienes son los culpables? ¿No será que el oficialismo nacional no presentó una oferta tentadora al electorado local?

Mi felicidad es inmensa, no porque Don Mauricio haya obtenido el 47%, sino porque el proyecto K que querían traer a la CABA, chocó contra una pared de hormigón...y...¡cómo duele!

Homenaje al "Tano" Pasman

Por Rolando Hanglin
Especial para lanacion.com
Martes 12 de julio de 2011 | 00:45 (actualizado a las 21:40)
 
No lo conozco personalmente, pero tenemos amigos en común. Según entiendo, el señor Pasman es un hombre de clase media, de mi misma edad, proveniente de una familia de Bellavista, que desde la infancia fue educado por su padre en el amor y la veneración de River. Un club de fútbol, sí, pero sobre todo una estética y un sentimiento aristocrático del fútbol. Sus hijos lo filmaron durante el partido Belgrano de Córdoba- River y luego colgaron el video en Youtube. Escena desgarradora o desopilante, según de mire: el tipo sentado, solo, en su silloncito, a un metro del televisor, sufriendo durante todo el partido porque la gloriosa camisa (no es camiseta, es camisa) con el resultado de ese partido, se iba a la "B". Sus gritos, comentarios, insultos y lamentaciones fueron reproducidos por distintos sitios de Internet en el mundo, y la gente lo encontró exagerado. O sea, cómico.
Comparto cada uno de los alaridos de Pasman. Sus reflexiones son la protesta de un hombre con sentido estético frente a la inmolación de un estilo de vida. ¡Otro más!

Seguramente, Pasman y yo estamos desubicados en el tiempo, pero no equivocados. Paso a explicar.
River ya no es la élite del fútbol mundial. Es sólo un equipo que fue próspero y señorial (de ahí el apodo de "Millonarios") con una escuela refinada, que se ha perdido. Además, está rodeado del entorno que corresponde a un país del Tercer Mundo. Un país que fue rico hace ciento veinte años, y que ya no lo es.
En cierto modo, Pasman y yo compartimos la resignación ante esta realidad. Por eso, mientras ve el partido del Fin, aúlla: "¡No les pido que hagan 28 pases como el Barcelona, hagan dos seguidos, nada más!". Al ver al técnico Jota Jota López en pantalla, Pasman vocifera: "¡Negro, te pusiste la camiseta de Boca!"
Para los que no siguen el fútbol, debo explicar que López fue, en tiempos de Norberto Alonso y otros, un gran jugador de River, formado en su escuela, con un exquisito toque de pelota. Lo hemos considerado símbolo de "una manera de hacer las cosas". Se educó en River. Luego, hacia el final de su carrera, jugó en otros equipos –lo que es normal- y recaló un par de temporadas en Boca, lo que no es normal. Esto sólo pueden comprenderlo los hinchas de grandes instituciones que representan "una manera de hacer las cosas", como el mismo Boca Juniors. Calculo que si un hincha de Boca ve a una de sus grandes figuras históricas, como Antonio Rattin, Diego Maradona o Martín Palermo, cubriéndose la piel con la camiseta de River, sentiría una repulsión instantánea. Hay cosas que no se hacen. Hay códigos que no pueden violarse impunemente. Y sobre todo: hay que saber ser ídolo. Un jugador que no fue "cualquier jugador" sino maestro glorioso de un arte con millones de fanáticos, puede mañana jugar en Italia, en España, en México, en Rosario, en Córdoba o en cualquier club donde se gane dignamente la vida. Pero no vestir la camiseta del rival, el archirrival, el enemigo que nos hace crujir las tripas. Eso No lo puede hacer un ídolo.

Seguramente, Pasman y yo estamos desubicados en el tiempo, pero no equivocados.

¿Por qué un jugador hecho en River no puede vestir la camiseta de Boca, y por qué uno formado e idolatrado en Boca no puede jugar para River? Por tradición. Es un código exclusivo para ídolos. Para los elegidos. Un jugador debe respetar a las personas que lo admiran, lo aplauden, lo siguen.
En estas cosas me quedé pensando cuando escuché la dolorida catarata de insultos de Pasman, idéntica a la de muchos otros riverplatenses que conozco. A veces, a uno se le nubla la razón, porque comprende que le están faltando el respeto. Jota Jota fue un notable jugador, es una buena persona y tiene derecho a ganarse la vida lo mejor que pueda. Yo soy jotajotista desde los tiempos de oro, pero debo reconocer que fue capaz de ponerse sobre la piel una camiseta de Boca. Estaba escrito que se lo iban a reprochar si las cosas le salían mal. Así fue.
Otro amigo riverplatense me confiesa sus pesares: "A veces me levanto a la mañana, habiendo dormido razonablemente bien, y de golpe caigo en la cuenta...¡River está en la "B"..! No lo puedo creer. Necesito más tiempo para acostumbrarme a la idea..."
¿Por qué sucede esto? Porque River en la "A" es una tradición. Para todos los amantes del fútbol, algo se quebró en el orden del universo.
Dentro de pocas semanas, pienso hacer un viaje. Mi mujer visita a sus nietos y les pregunta si quieren algún regalito del aeropuerto. Responden:
- Sí, traeme una camiseta del Barcelona.
- ¡A mí también!
- ¡A mí, otra!
Ella responde: Escuchen, chicos. En Ezeiza hay una tienda grande con todas las camisetas del mundo. Si quieren, les traigo una de la Selección Argentina, o de River, o de Boca...
- ¡No! No queremos esas camisetas. Queremos la del Barcelona.
Posiblemente sea un efecto más de la globalización. Tal vez todo esto haya comenzado con Elvis Presley o los Beatles. Hoy, los chicos son simpatizantes del Manchester United o del Inter de Milan, más que de Newell’ s o Chacarita.
Esto, lo debemos aceptar. Y ya lo estamos aceptando, porque es inevitable.
Pero, al mismo tiempo, se desbaratan otras instituciones, y se inventan tradiciones falsificadas. Por ejemplo: se habla de los raídes delictivos de las Barras Bravas como un folklore del fútbol. En realidad, esos grupos no forman parte del folklore futbolístico. Nunca existieron. Son un invento moderno. Hasta los años 60, cualquier estadio de fútbol era adecuado para una familia con hijos, y hasta existía la Platea Femenina. Eso sí fue una tradición.
Otras tradiciones: los bailes y disfraces de Carnaval. las batallas de agua en las calles de cada barrio. El pomo, las bombitas, los baldazos desde la azotea. Los rompeportones, las cañitas voladoras, los bulones y los cohetes, al comienzo del verano. Los fuegos de San Pedro y San Pablo, para el 29 de junio. Los combates de boxeo en los clubes de barrio. Los equipos infantiles de fútbol, con una camiseta comprada en la tienda de la esquina y un nombre naíf como "Unidos Venceremos". Todas las costumbres que formaron parte de nuestra niñez y adolescencia, por algún motivo insondable, han sido abandonadas. Hoy las reemplazaron Halloween, una fiesta céltica que pertenece al folklore de los Estados Unidos y cuya mística nos es ajena, sumada a la fiesta de San Patricio, una borrachera general hasta la madrugada. No sabemos ni una palabra sobre quién fue el pobre Patricio o qué se conmemora en Halloween.
Andamos a ciegas por un sendero que no nos pertenece. Sólo nos falta el pavo de Thanksgiving’s Day, para vaciarnos de cualquier residuo de personalidad. En una ciudad donde ya no hay chicos que toquen la guitarra ni monten a caballo...
Mandamos a los niños a una escuela donde tutean a la maestra y –al menor descuido- le pellizcan el traste. ¿Por qué hemos permitido esto?
Corea del Sur anunció que, para 2014, ya no se usarán cuadernos en las escuelas. Sólo computadoras de mano. Y los alumnos activarán las pantallas mediante tarjetas magnéticas. Adiós lápiz y papel, adiós goma de borrar, adiós cartuchera, adiós sacapuntas, adiós guardapolvos blanco, adiós mochila. Ese es el futuro.
Corea del Sur anda muy bien rumbeada porque sus estudiantes, en el examen PISA, están segundos detrás de los chinos de Shanghai. Nosotros, en cambio, hemos abandonado el lápiz, el cuaderno, el libro y la biblioteca entera. Los hemos reemplazado, no ya con la computadora, sino con la Play-Station.
Vayan estas palabras, acaso exageradas, en homenaje al "Tano" Pasman.

lunes, 11 de julio de 2011

Tano Pasman - Botonera

No sientas culpa de nada...

 Gracias: @ValencianaLaura

  1. ¿Culpable o inocente?
    La culpa es uno de los sentimientos más negativos que puede tener el ser humano y, al mismo tiempo, una de las maneras más utilizadas para manipular a los otros. Los psicólogos establecen que la culpa es la diferencia entre lo que hice y lo que debería haber hecho, entre lo que quiero y lo que debería hacer. La culpa es una emoción que te paraliza, que te impide seguir desarrollando todo el potencial que se tiene; la culpa es venganza y bronca contra uno mismo. Vivir con culpa es vivir con cadena perpetua. Es condenarse a vivir insatisfecho, victimizándose todo el tiempo por la vida que nos ha tocado vivir.
  2. Pecado Original (religión):
    A partir de la misma creación del primer hombre, Adán, la culpa y la victimización se metieron en el ser humano. La primera culpa nació en Adán por haberle hecho caso a Eva la fémina, y haber comido del fruto prohibido. Entonces, por culpa, Adán comenzó a tapar su cuerpo: ya no podía mostrarse desnudo delante de su Creador. Por culpa de Eva, dice la supuesta historia religiosa, Adán cayó.

    ¿Qué sucede cuando una persona experimenta sentimientos de culpa? Sufrirá privaciones y dirá frases como:
    • No tengo tiempo para mí
    • A mí sí me gusta lo que estoy haciendo, pero no vale la pena, no tiene sentido
    • No lo puedo lograr, mi familia nunca pudo alcanzar este sueño, yo menos, no vale la pena seguir insistiendo, etc.
    Desde el momento en que un obstáculo bloquea tu sueño y afirmas que no tienes capacidad para llevarlo a cabo, vives con culpa. La culpa es la emoción más obstaculizadora en el camino de los anhelos y objetivos. Te hará sentir que no eres merecedora de esos beneficios, que tu deseo es mucho para ti, y, en medio de un mundo en el cual cada persona trata de obtener ventajas y de aprovechar al máximo cada oportunidad, te sumergirás en la culpa dejando que otros tomen lo que es tuyo.
  3. Auto reproche:
    Es un sonido interno y continuo que te hablará y te pedirá recibo por cada palabra que pronuncies. Es un eco constante. Se trata, en síntesis, de esa voz amenazante que cada mañana, al levantarte, deposita en tu mente el primer pensamiento negativo del día:
    • ¿Cómo lo voy a hacer?
    • ¿No es mucho para mí?
    • ¿Por qué tomé esa decisión?
    • ¿Para qué hablé?
    Es una voz que intenta vivir en ti a la que sólo tú autorizas la permanencia.
  4. Pensamientos rígidos:
    Se trata de pensamientos que terminan haciéndote creer que el objetivo fundamental de tu vida es permanecer y subsistir como puedas, distrayéndote de esta forma de lo fundamental de la existencia: crecer, multiplicarte y cumplir tus sueños. Nos aferramos a dichos y voces:
    • Mis padres me repitieron durante años que por haberme tenido no pudieron estudiar
    • Mis padres me decían: no dejes la comida en el plato, piensa que hay chicos en África que se mueren de hambre
    • Siento culpa por haber sido abusada sexualmente
    • Me siento culpable por la separación de mis padres
    • Siempre remarcaban mis errores y por eso me sentía culpable todo el tiempo
    • Tuve un padre ausente toda mi vida y debí hacerme cargo de mis hermanos, pero no supe cómo; yo tengo la culpa de sus situaciones actuales.
    Las anteriores son ejemplos de culpas ajenas generadoras de insatisfacciones continuas. ¿Quién maneja el control remoto de tus emociones y pensamientos?, ¿quién decide qué pensar, qué sentir? Sólo tú. Las personas suelen decir:
    • El día me puso mal
    • Mi jefe me sacó de quicio
    • Me arruinaste la jornada
    • Hoy me saturaste

    Si escuchas estas frases es porque pusiste el poder que tienes sobre tus propias emociones en los demás. Así es como son los otros quienes terminan controlando cómo te vas a sentir o qué es lo que vas a hacer.
  5. Culpas ajenas, culpas propias, al fin de cuentas culpas:
    ‘Al hacernos cargo del hambre del mundo, de los que no tienen, muchas veces nos castigamos y nos sentimos mal por poder disfrutar de todo lo que está a nuestro alcance. Si bien poder ayudar al otro es un acto de amor, de misericordia y de compasión, lamento decirte que el hambre del mundo no se detendrá por tu auto- castigo’, afirma el Dr. Bernardo Stamateas en su libro ’Gente Tóxica’

    Libre de culpa y cargo:
    Todos tenemos derecho a ser felices y a vivir sin culpas. Todos tenemos cosas buenas y otras que no lo son tanto; sin embargo necesitamos conectarnos con lo bueno, con lo mejor que tenemos y seguir adelante.

Consejos para seguir:
  • Si te equivocaste pide perdón. Saber disculparse en un acto de grandeza, implica reconocer nuestros errores y cambiar la actitud. Si está a tu alcance, repara tu equivocación y a tu grandeza se le sumará paz.
  • Mereces ser feliz. Proponte disfrutar de todo lo que tienes, sabiendo que eres merecedora de todas las cosas buenas de la vida.
  • No decidas cambiar a nadie, sólo cambia quien decide cambiar, así de sencillo. La mejor manera de que el otro cambie es no queriéndolo cambiar.
  • Cada vez que tomes una decisión pregúntate si te ayudará a ser la mejor versión de ti mismo. Cuando proyectes con toda tu fuerza tus sueños y pongas en marcha tus objetivos, conocerás tu propia esencia, tu valor, y el dominio propio, ese que está dentro de ti.

domingo, 10 de julio de 2011

Me encantan las fotos que publica este sitio

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Familiares de Facundo Cabral viajan a Guatemala para buscar cuerpo del cantautor

Familiares de Facundo Cabral viajan a Guatemala para buscar cuerpo del cantautor

Facundo Cabral, sobre su pareja y su hija. Ambas fallecidas

Esto es lo que contó Facundo Cabral sobre su pareja y su hija. Ambas fallecidas


Barbra es, de todas las mujeres, la única a la que llama suya. Ella tenía dieciocho cuando él cuarenta.
–La vi en un restaurante. Estaba almorzando con los padres. Me acerqué y les dije: “Miren, esta mujer se tiene que ir conmigo porque es mi mujer”. Y ella vino.
Princesa en el concurso Miss América, tapa de Play boy, póster desplegable: era linda. Viajaron por el mundo –dice que vieron ballenas con Jacques Cousteau, que estuvieron en Vietnam los últimos meses de la guerra invitados por un comediante de la BBS, que fueron de misión con la Cruz Roja y se correspondieron con un amor enfebrecido y una infidelidad muy mutua, consentida.
–Ella me dijo “Sospecho que te voy a amar mucho, pero quiero que sepas que yo no soy fiel”. Y yo le iba a decir lo mismo. Los dos tuvimos otras historias, pero nada nos divertía tanto como estar juntos. “¿Podemos salir el martes, en vez del miércoles? Porque conocí a un alemán”. Nunca conocí a un ser tan libre, tan sano. Un día me dijo: “¿Arreglaste lo del concierto de esta noche?”. Y le dije “Sí, el empresario siempre tiene un lugar para vos, mi amor”. Y me dijo “No, pero ahora somos dos”. Estaba embarazada. Me pareció la cosa más increíble del mundo. ¿Yo, padre? Inconcebible. Y después vino el accidente. Ella tenía que tomar un avión en Chicago, y yo no llegaba pero le dije: “Anda, mi amor, que yo voy más tarde, en otro vuelo”. Era 1978. Mi hija tenía un año.
Cayó el avión, cayeron Bárbara y la niña, y todo fue borrado por una furia majestuosa que venía del mismo sitio del que vendría, dirá después, toda belleza.
–Yo hablaba ocho idiomas, pero me los olvidé todos. Bajé treinta kilos, perdí la vista. Estuve dos años así. Un día fui a ver a Krishnamurti. Le conté lo que me había pasado y me dijo: “Te envidio”. Te envidio, me dijo. “Siempre te quita lo que más amas. ¡Cómo te envidio! Qué tarea debe tener pensada para vos. Toda pérdida es una liberación. La vida no te quita cosas. Te libera de cosas”. Mi madre murió hace 21 años. Y no tuve dolor. Sentí liviandad. Era tan grande el amor que sentía por mi madre, que era una cadena. Cuando uno siente tanto amor por alguien, llega un momento en que dice bueno, ya está bien.

sábado, 9 de julio de 2011

No estás deprimido, estás distraído.

No estás deprimido, estás distraído. Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea delfines, bosques, mares, montañas, ríos. No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay 5,600 millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco…… algo fundamental para vivir.
No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los 90, sólo por citar dos casos conocidos.
No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas: te libera de cosas… te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones. No perdiste a nadie: el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.
Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados.
Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida.
Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición. Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio.
Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó matar a seis millones de hermanos judíos. Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el Pisco peruano, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.
Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)…y si le ganas, serás más humilde, más agradecido… por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.
No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes: te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor.
Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena, ¿verdad?.
Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en él.
Si El tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella.
El te manda flores cada primavera.
El te manda un amanecer cada mañana.
Cada vez que tú quieres hablar, El te escucha.
El puede vivir en cualquier parte del universo, pero El escogió Tu corazón.
Enfréntalo, amigo -El está loco por ti!.
Dios no te prometió días sin dolor, risa sin tristeza, sol sin lluvia, pero El si prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas, y luz para el camino.
“Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y un razones por las cuales sonreír”.

Facundo Cabral

La leyenda de Facundo Cabral

De un blog amigo:


Posted: 7 marzo 2010 by cronicasperiodisticas in Leila Guerriero
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La voz –un insecto enhebrado en los párpados de la estática llega a través del teléfono.
–Yo… ocho idiomas… después… shock… 1978… Mi hija… mi mujer… avión… me olvidé de hablar.
En algún lugar, al sur de la provincia de Buenos Aires, un auto atraviesa la ruta y un hombre masculla –la voz sedosa, monocorde lo que ha dicho tantas veces, con el tono de quien lo dice por primera vez: quien lo revela.
–Perdí… vista… sillón de ruedas… dos años.
La voz, pulverizada entre los dedos de la interferencia, dice llámame, dice viernes, dice Buenos Aires.
–Llámame… viernes… Buenos Aires.
Alguien –el conductor: alguien– advierte “Se va a cortar, Facundo”.
Y, efectivamente, la comunicación se corta.
***
Viernes. Buenos Aires. El hombre –camisa de jean, saco azul, gafas marrones, bastón de madera tiene setenta años y manos cálidas, jóvenes.
–Decirme si hay algún pozo. Yo sólo puedo mirar hacia adelante. No puedo ver hacia abajo o hacia arriba.
El bastón de madera palpa las baldosas de la Plaza San Martín, una de las zonas más elegantes de la ciudad.
– ¿Me acompañas a pagar el teléfono?
El teléfono. El hombre, que vive a tres cuadras de esta plaza, en un cuarto de hotel que compró veinte años atrás, sólo puede llamarse dueño de alguna ropa, de algunos libros, de este teléfono.
–No me gusta tener cosas que cuidar. Soy muy egoísta. Por eso vivo en un hotel. Tengo 24 horas para mí.
–Disculpe, ¿usted es de Tandil? –pregunta una mujer que pasa.
El hombre dice sí.
–Sí
***
Facundo Cabral era un feto fornido, formidable, y llevaba nueve meses en el vientre de su madre, Sara, cuando su padre, Rodolfo, decidió dejarlo todo –hogar en la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires, seis hijos y otro en camino e irse sin dar explicaciones. A Cabral le gusta decir que llevaba un día de nacido cuando su madre (que lo bautizó Rodolfo Enrique aunque lo llamó Facundo, toda la vida) se marchó, sola y su prole, hacia donde no pudieran verla o preguntarle nada. Emprendió la ruta del sur hasta Ushuaia y, cuando llegaron, cuatro hijos habían muerto en el camino.
–No tengo recuerdos de esa época. No me interesaba nada. Sólo quería dormir y morir durmiendo. No quería vivir. Despertarme era una tortura. Me parecía que la vida iba a ser así siempre.
Pero la vida fue otra cosa.
***
– ¿Usted es Facundo Cabral? –pregunta la mujer. Usted vivió en Tandil, ¿no? Yo soy de Tandil.
–Entonces usted conoció a mi madre.
–Claro. Vivía a tres cuadras de mi casa. Y usted tenía una noviecita a la vuelta. En la calle Chacabuco.
–Cómo me voy a olvidar si empecé a saber lo que era una mujer por ella. Mirna se llamaba.
–Sí, señor. La hija del zapatero. Qué tal –dice la mujer, orgullosa, y sigue su camino.
–Mirna –dice Facundo Cabral, y mira al cielo como si lo viera. Yo tenía trece años, y ella veintiuno. Un pedazo de mujer. Yo la seguía siempre y un día se paró y me dijo “Pibe, vos me estás siguiendo”. Y le dije “Estoy enamorado de usted. Me imagino que le hago el amor”. Y me dice “Se te está yendo la mano, sos un nene”. Y le dije “¿Le puedo pedir un favor? ¿Podemos hacer el amor?”. Y se quedó mirándome extrañada. Para llegar a la casa había que pasar por un pasillo. Era una tarde de verano y ella empezó dándome una clase, medio en broma. “A ver, hace esto, hace lo otro”. Terminamos haciendo el amor todos los días, a lo bestia. Ella se recostaba sobre un sillón verde, gastado, y yo la miraba con una vela.
La desmesura. La pompa y la sentencia.
El signo que, a veces, mejor dibuja.
***
En galpones, en baños públicos, en la calle: en esos sitios vivieron en Ushuaia. Los vecinos cambiaban de vereda cuando veían a esa familia de rotos, de pobres descosidos, y Facundo alimentaba su odio con desesperación y alevosía.
–Una madre sola o abandonada era peor que una leprosa. En un momento alguien dijo que Perón, que era Presidente, daba trabajo, y yo me fui a Buenos Aires. Tenía nueve años y tardé tres meses en llegar. Cuando llegué, me dijeron que Perón iba a estar en la catedral de La Plata. Fui, y cuando pasaba el auto me escabullí y le grité: “¿Hay trabajo?”. Le llamó la atención a Eva, que me dijo “Por fin alguien que pide trabajo y no limosna. Sí que hay trabajo, mi amor, siempre hay trabajo”.
Dos días más tarde regresaba a Tierra del Fuego, en avión y con oferta de trabajo para su madre como celadora en un colegio de Tandil, sur de la provincia de Buenos Aires. Así, Facundo empezó a vivir en una ciudad donde, cuatro años después y a la luz de una vela, empezaría a vislumbrar el sexo de la mano de Mirna, la hija del zapatero, sobre las telas gastadas de un sofá muy verde.
O eso –y así– le gusta contar.
***
En la oficina de pagos de la empresa de celulares, Facundo Cabral espera en la fila frente a una de las ventanillas.
–Adelante –dice una mujer, y Cabral avanza.
–Hola. ¿Cómo es tu nombre, mi amor?
–Ivana.
–Ivana, eres la luz de mi ventana, para mí la vida sin Ivana no es nada. ¿Cuánto es, Ivana?
–Ciento once pesos, señor.
–Ivana, Dios te perdone por cobrarme.
Ivana sonríe, chequea algo en su computadora y pregunta:
– ¿Usted es Cabral, Rodolfo Enrique?
–Si. Pero llámame táiguer. Yo supe ser el sex symbol de este barrio.
–Señor, mire, acá dice que esa factura ya está paga.
–Ah. Bueno. ¿Entonces no tengo que pagar nada?
–No.
–Bueno. Chau, querida. Gracias.
Desanda el camino y susurra, a quienes todavía esperan:
–Si le cantás, la cajera no te cobra.
***
Cuando llegaron a Tandil, Facundo Cabral era analfabeto, ladrón, violento: un infierno con rulos dispuesto a acabar con el mundo.
–Nunca había ido al colegio, vivía peleándome. Odiaba a mi padre. Quería matarlo por habernos abandonado.
– ¿Y sus hermanos?
–No aportaban nada. Unos pobres tipos. Ahora no sé si sobrevive uno. Creo que no. Casi no los conozco. Cosa que agradezco. Para mí nunca fue una buena idea la familia. Para mí, mi familia es la humanidad. Yo siempre fui raro. Y para mis hermanos debo haber resultado un descastado. Sin embargo, vivieron siempre de mí. Materialmente, que parece que es lo que importa, fui el que aportó.
– ¿Eso le produce rencor?
–No. Nada. O tal vez lo disimulé. Debo ser buen actor. Me dolía llevar libros a mi casa, que no leían. Libros escritos por mí. Hay un dolor en eso. Pero hay una frase de Macedonio Fernández: “¿Quién cree que es esa entrometida, la realidad, para arruinarme la vida?”. A mí la realidad no me va a arruinar la vida.
Aprendió a leer a los catorce y a los diecisiete caminaba por las calles de Tandil cuando un mendigo le gritó: “¡Príncipe!”. A él, que sólo aspiraba a despertarse muerto.
–Pensé que me estaba tomando el pelo. Le dije: “Viejo, a usted lo salva la edad”. Y me dijo “¡Príncipe! ¿O cómo llamas al hijo del rey del universo?”. Simón se llamaba ese viejo. Y me dijo “Hace muchos años pasó por aquí nuestro hermano mayor, Jesús, y trajo la gran noticia”. “¿Y cuál es esa noticia?”. “Que uno solo es el Padre”. Al viejo Simón le debo la gran noticia de que yo no era huérfano, de que yo tenía un Padre grandioso.
La epifanía. La vida sin transiciones. De momentos terribles a momentos perfectos. De momentos perfectos a momentos terribles.
***
El local es apretado, gélido. Venden bolsos, y Facundo Cabral busca un bolso: un bolso con un cierre solo.
–Entremos acá. Perdí un bolso y necesito un bolso con un solo cierre. Buenas, ¿se puede mirar sin comprar?
Un hombre dice sí, claro, qué está buscando.
–Un bolso con un solo cierre, porque tengo mucho pleito con la vista y si tiene muchos cierres meto las cosas en cualquier lado y no las encuentro. ¿Sabés cuáles usaba yo? Unos de marca Rosen tal. Me dicen que ya no se hacen.
–Sí, se hacen, pero la calidad ya no es lo que era.
–Nada es lo que era. Ni yo soy lo que era, flaco. ¿Vamos a comer?
Renguea hasta la esquina. Levanta el bastón y un taxi se detiene. Sube con dificultad, primero el cuerpo, después las piernas. Los problemas de su pierna derecha tienen diversos orígenes: en los años 80, se debían a un accidente automovilístico; en los 90, a una debilidad congénita. Ahora, a dos balazos, gentileza de un marido despechado en Santo Domingo.
–Nunca llegues a esta edad, flaco –le dice al taxista. Yo daba miedo. Ahora doy lástima.
***
La furia, allá en Tandil, no se detuvo. Cabral consiguió una guitarra, empezó a componer canciones y a trabajar como cosechero.
–Me echaban de todas partes. Bebía mucho. Pero leía, y quería ser historietista como Hugo Pratt, el autor del Corto Maltés. Siempre dibujé. Y quería hacer la revolución. Leía a Proudhon, a Malatesta. Pero quería ser Hugo Pratt.
Y para ser Hugo Pratt no encontró mejor camino que viajar a Buenos Aires e inscribirse en la Escuela Panamericana de Arte donde daban clases los mejores ilustradores e historietistas de la época. Era junio de 1960.
–Pero una cuadra antes de llegar a la escuela vi un cartel de la discográfica Odeón. Crucé la calle. Había una chica en la recepción y le dije “Buenas, vengo a grabar un long play”. Y me dijo “Pero usted no es artista de la compañía”. Y le dije “No, elegí este sello por tus senos”. Se armó un escándalo, y en ese momento entran tres tipos, uno de ellos el director del sello. Le digo “Vengo a grabar un disco y no me dejan pasar”. Y el tipo me dice “Ah, no me diga que nos eligió, maestro”. Y los mira a los otros dos como diciéndoles: “Síganle la corriente al loquito”. Y dice: “¿Cómo es su nombre, maestro?”. “Cabral”. “Ah, qué bueno, pase por acá. ¿Cuándo podemos empezar a grabar?”. Le digo: “Ahora”. Y me ponen una silla y un micrófono, y se disponen a matarse de risa del loquito. Y yo canto Vuele bajo, que la había compuesto en esa época. “Vuele bajo porque abajo está la verdad, eso es algo que los hombres…” Bajó volando el tipo y me dijo “¿Cuántas tenés?”.”¿Cuántas quieres?”. Me quedé una hora y grabé un long play. Al mes era el número uno en ventas en la Argentina.
Entre 1960 y 1965, Facundo Cabral fue, bajo el seudónimo del Indio Gasparino, un éxito de ventas. Le compró casa a su madre y creyó que esa vida era todo lo que quería hasta el fin de los días.
–Pero eran los sesenta y me acordé de que quería hacer la revolución. Así que dejé todo y me fui a recorrer el mundo. En jeep, en moto, en avión. Me fui por curioso.
Uruguay, Chile, Perú, Bolivia, Ecuador, México. En 1969 llegó a Estados Unidos, en 1970 a Europa, y su vida devino lo que es: una iconografía extravagante en la que convergen Eva Perón y George Brassens, Rainiero y la viuda de Pancho Villa; Krishnamurti, a quien conoció en un parque de San Francisco; la madre Teresa, que lo llamó durante un programa de televisión en México invitándolo a orar con ella al día siguiente, y, claro, Borges.
–Yo había grabado un disco en Roma y se lo dediqué a Borges. Vuelvo a la Argentina, voy caminando por la calle y me para alguien y me dice: “Señor Cabral, soy Carlos Frías, editor de Borges. Lo acompañé al maestro a Inglaterra y un crítico italiano le regaló un long play suyo que está dedicado a él, y él está encantado y me dijo: “Si un día lo encuentra a este señor, por favor déle las gracias e invítelo a casa”. Yo me quedé paralizado. Frías lo llamó desde un teléfono público y le dijo “Maestro, estoy aquí con el señor Cabral”. Y fui a la casa y me fui a las tres de la mañana. Él decía que yo era un optimista a priori. Un día me dijo: “Señor Cabral, me conmueve su inocencia. Yo conozco su forma de vivir. Usted no es un artista popular, usted adhiere a lo popular. Usted, camino a la cancha de Boca, se detiene en la Biblioteca Nacional”. Y es verdad. Uno sabe que no es eso, pero adhiere.
***
El restaurante, en plena Recoleta, está casi vacío, pero hay, todavía, una mesa con mexicanos que piden saludarlo. Cabral se acerca y se escuchan risas eufóricas, celebraciones. Cuando regresa dice:
– ¿Viste qué hermosa la mujer que está con los mexicanos?
La mujer es una de esas bellezas artificiosas, el pelo alzado, el maquillaje, cejas sibilinas: una telenovela de las cuatro de la tarde.
–Le dije que si yo era presidente de México, no la dejaba salir del país.
Comerá bife jugoso, helado de vainilla, vino rosado. En un rato, cuando la mexicana pase junto a la mesa –porte de reina con carroza él mirará con descaro y un hiato de admiración.
–Los Cabral somos todos medio sexópatas. Yo siempre creí que por mis venas corre semen, no sangre. ¿Vos usas tanga?
– ¿Tanga?
–Tanga. Esa cosa finita. ¿Quieres helado? ¿Vamos a tomar un café por ahí?
***
Barbra es, de todas las mujeres, la única a la que llama suya. Ella tenía dieciocho cuando él cuarenta.
–La vi en un restaurante. Estaba almorzando con los padres. Me acerqué y les dije: “Miren, esta mujer se tiene que ir conmigo porque es mi mujer”. Y ella vino.
Princesa en el concurso Miss América, tapa de Play boy, póster desplegable: era linda. Viajaron por el mundo –dice que vieron ballenas con Jacques Cousteau, que estuvieron en Vietnam los últimos meses de la guerra invitados por un comediante de la BBS, que fueron de misión con la Cruz Roja y se correspondieron con un amor enfebrecido y una infidelidad muy mutua, consentida.
–Ella me dijo “Sospecho que te voy a amar mucho, pero quiero que sepas que yo no soy fiel”. Y yo le iba a decir lo mismo. Los dos tuvimos otras historias, pero nada nos divertía tanto como estar juntos. “¿Podemos salir el martes, en vez del miércoles? Porque conocí a un alemán”. Nunca conocí a un ser tan libre, tan sano. Un día me dijo: “¿Arreglaste lo del concierto de esta noche?”. Y le dije “Sí, el empresario siempre tiene un lugar para vos, mi amor”. Y me dijo “No, pero ahora somos dos”. Estaba embarazada. Me pareció la cosa más increíble del mundo. ¿Yo, padre? Inconcebible. Y después vino el accidente. Ella tenía que tomar un avión en Chicago, y yo no llegaba pero le dije: “Anda, mi amor, que yo voy más tarde, en otro vuelo”. Era 1978. Mi hija tenía un año.
Cayó el avión, cayeron Bárbara y la niña, y todo fue borrado por una furia majestuosa que venía del mismo sitio del que vendría, dirá después, toda belleza.
–Yo hablaba ocho idiomas, pero me los olvidé todos. Bajé treinta kilos, perdí la vista. Estuve dos años así. Un día fui a ver a Krishnamurti. Le conté lo que me había pasado y me dijo: “Te envidio”. Te envidio, me dijo. “Siempre te quita lo que más amas. ¡Cómo te envidio! Qué tarea debe tener pensada para vos. Toda pérdida es una liberación. La vida no te quita cosas. Te libera de cosas”. Mi madre murió hace 21 años. Y no tuve dolor. Sentí liviandad. Era tan grande el amor que sentía por mi madre, que era una cadena. Cuando uno siente tanto amor por alguien, llega un momento en que dice bueno, ya está bien.
Cuando la democracia volvió a la Argentina, en 1983, Cabral regresó al país y presentó un espectáculo llamado Ferrocabral. Estructurado en diversas estaciones –la estación de la Partida, la de la Ignorancia, la de la Verdad, la de la Naturaleza con su tono elegíaco y sus aires de pastor hereje, decía cosas como “Éste es el viaje más extraordinario/. Vean qué espectáculo/: a la derecha los reaccionarios/, a la izquierda los revolucionarios/. En el medio, los hombres/, los que deciden su propia vida/, es decir, tres o cuatro”. Y cerraba con una canción que había compuesto en Uruguay, en 1968, y que se transformó en su sello de fábrica, su marca en el orillo: No soy de aquí ni soy de allá. Hizo varias funciones en un teatro de la avenida Corrientes, llamado Astral, y allí, cuarenta y seis años después de no haberlo visto nunca, encontró a Rodolfo Cabral: su padre.
–Me fue a ver y yo lo reconocí enseguida. Mi madre me había dicho: “Vos, que caminas mucho, algún día te lo vas a cruzar”. Nos dimos un gran abrazo, me invitó a su casa. Lloré en su biblioteca. En un momento me dejó solo y vi que él leía lo que yo había leído. Nunca le pregunté nada, ni a qué se dedicaba ni por qué nos había dejado. Nunca hablamos nada porque no es de caballeros. Mi madre me había dicho: “Cuando lo encuentres, no cometas el error de juzgarlo. Ese hombre es el hombre que más amó, más ama y más amará tu madre. Dale un abrazo y las gracias porque por él estás en este mundo”. Y así fue. Él tenía mujer, hijos. Una alemana deliciosa. Hacía treinta años que vivía con ella. Mi padre murió en 1993. Tuve una amistad de diez años con él.
– ¿Y cómo se explica usted que él se haya ido sin explicar nada?
–No sé. La vida es así. Otra frase de Krishnamurti: la vida no es como debería ser, la vida es como es.
Pasados los 90, con decenas de discos grabados –Cabralgando, Pateando Tachos, Entre Dios y El Diablo, Ferrocabral–, una gira exitosa con Alberto Cortez –Lo Cortez No Quita Lo Cabral– y varios libros escritos –Ayer soñé que podía y hoy puedo, No estás deprimido, estás distraído, Cabral volvió a un segundo plano discreto y a una carrera que, todavía hoy, lo lleva por toda Latinoamérica: Chile, Uruguay, Perú, Ecuador, Colombia, México, y un etcétera abrumador para alguien que tuvo cáncer, problemas glandulares, óseos, dos desprendimientos de retina y una pierna que no funciona.
-Yo no tendría que trabajar más. Pero emocionalmente no puedo. Económicamente sí, podría. Un tipo que a los setenta años no tiene solucionado lo económico es bastante estúpido. Estoy becado. Subo al escenario y me dan un café, dulce de leche, spaghettis, una botella de vino, un hotel, un avión. Vivo fenómeno. Pero mi salud es más que endeble, aunque soy de la clase de gente que no se queja. Me parece una vulgaridad quejarse. Para mí la muerte nunca fue un tema serio. Más bien es excitante la idea de la gran hembra, la muerte. Yo me imagino que el paso final debe ser como el silencio en el teatro, antes de que se encienda la luz. El paso al otro lado debe ser así. Ese silencio.
***
En el shopping hay las marcas –Max Mara, Lacroix– y señoras y señores que las compran. Allí Facundo Cabral va cada día, o cuando puede, a mirar librerías, a tomar café, a deleitarse mirando gente bien vestida.
–Amo a la gente que se viste bien. La gente cree que yo soy un hippie, pero a mí me gusta el refinamiento. Beber y comer bien, vestir bien. Me gusta la gente refinada. Yo pensé que a mi edad iba a viajar con un valet que me iba a llevar las valijas con los trajes. Mirá, ¡ahí hay bolsos!
–Son de mujer, Facundo.
–Ah.
Afuera cae la noche.
–Ven, sentémonos ahí. ¿Quieres café? ¿Tenés papel y lápiz?
Papel, lápiz.
–Hace años yo escribí un libro en el que especulaba dónde me encontraría la muerte. Ahora es muy fácil saber dónde va a ser el final, porque queda muy cerca. No sé si son tres, cinco años más, pero si no es acá en Buenos Aires…
Traza un círculo sobre el papel blanco.
–…será acá, en Quito.
Otro círculo.
–…o acá, en Chicago.
Otro más.
–…o puede ser Mar del Plata. Pero es por acá. Y seguramente en un hotel frecuentado, conocido por mí, o en una clínica de alguna de esas ciudades. No me preocupa, pero pensé que a los setenta años iba a tener una casa en el sur de la provincia de Buenos Aires, y a esta hora iba a estar tomando mi primera copa de vino frente a un hogar, leños ardiendo, y un montón de niños jugando por ahí. Y yo contando historias. Nunca lo tuve ni lo tendré. Tampoco hice nada para eso. Pero creí que, naturalmente, se terminaba así. Que la soledad y el vagabundeo eran un juego hasta llegar a ese final. Una vez fui a Medellín. Todos los verdes del mundo y curvas, curvas. En la ladera de una montaña había una casita y dos viejitos de la mano, tomando sol. Destrozaron toda mi idea del mundo. Pensé: “qué imbécil, yo creí que sabía qué era la felicidad. Y tengo razón, pero si sacan a estos dos de acá”. A esa edad debe ser lindo ir a una casa en la montaña, tomar una copa de vino, hablar tonterías. “¿Viste qué humedad?” “Escuché en la radio que mañana va a haber menos humedad”.
Las palabras, separadas por hilos de respiración, caen como ácido sobre el velo frágil del lugar común.
–”Ah. ¿Llamó mi ahijado?”. “Sí, dice que lo llames, que va a estar en la casa de la madre”. “Ah”. “Conseguí ese pan que te gusta”. “No me digas”. “Sí. Don Fermín lo trae de nuevo”. “Me parece que me voy a ir a acostar”. Vivir así. Es una posibilidad, ¿no?
Cruza las manos sobre la empuñadura del bastón.
Después suspira y dice:
-No.